Localización y Accesos
El yacimiento de Sa Mesquida está situado en la bahía de Santa Ponça al lado de un hipermercado de Caprabo. Esta estación se puede considerar el primer ejemplo de villa romana que se ha excavado en Mallorca.
Su descubrimiento se realizó a finales del siglo pasado cuando Seguí Rodriguez en 1886 notó la aparición de cerámicas en los alrededores de un lugar llamado Sa Mesquida. En 1976, con motivo de las obras de un chalet se recogieron diversos materiales, pero no será hasta 1984 con la construcción de un supermercado cuando se encontraron las primeras estructuras y se empezaron las excavaciones sistemáticas del yacimiento.
Descripción de les estructuras
Los resultados obtenidos de la excavación han permitido descubrir la estructura de una parte de esta villa romana y conocer las actividades a las que se dedicaba. Las estructuras arquitectónicas exhumadas demuestran la existencia de una serie de habitaciones de dimensiones similares dispuestas alrededor de un patio central en el que se encuentra un pozo.
Uno de los descubrimientos más importantes son los restos de un horno para la fabricación de cerámica y dos vertederos donde se tiraban las piezas defectuosas y/o sobrecocidas.
Por otra parte, la presencia de restos de depósitos para la transformación de productos del campo y de otros indicios como un peso de red, parecen indicar que el asentamiento estaba dedicado a la explotación de recusrsos agrarios y marítimos cercanos, así como a la producción de cerámica común.
La cronología de estas estructuras está centrada hacia el siglo I d.C., aunque las últimas campañas han permitido documentar la existencia de diferentes fases antes de nuestra era.
Uno de los descubrimientos más espectaculares fue la cisterna que se puede ver en la entrada de un bloque de apartamentos en la Via Puig Blanc. Con motivo de las obras en el solar, una pala excavadora arrasó parte de la cubierta de esta cisterna. La excavación arquológica demostró que esta estructura había sido utilizada como estercolero en el siglo V d.C. y también a finales del siglo VI. d.C.
En su interior se encontraron los desperdicios de la vida cotidiana de la villa en aquellos momentos. Se recuperaron gran cantidad de cerámicas de vajillas, de cocina, ánforas, vidrios, materiales de construcción y mucha fauna que ha permitido obtener mucha información sobre los hábitos alimenticios y actividades como la caza y la caza. Entre las cerámicas recuperadas se encuentran piezas llegadas de todo el Mediterráneo: del próximo Oriente, del Norte de äfrica, del Sur de Francia, de la península Ibérica, y de Ibiza, que proporcionan datos muy valiosos sobre el comercio marítimo durante la Antigüedad tardía y que permiten descartar la idea de que durante esta época las Baleares estaban aisladas fruto de la caida y crisis del mundo romano.